«En el atardecer de la época» del joven poeta Alejandro Kiriyátskiy es un libro políptico: la primera contiene los poemas de Kiriyátskiy, tanto los originales que los que el poeta mismo imitó de manera bastante libre; la segunda parte es su poesía en español.

Por su propia estructura, esa antología poética ilustró el principio expresado en la «Epístola a los Pisones» de Horacio y repetido por el poeta francés Joaquim du Bellay en su «Défense et illustration de la langue française» (I, 7). Exhortando los poetas de Roma a componer poesías dignas de sus modelos griegos, Flaco les dijo:

 

Vos exemplaria Graeca

nocturna versate manu, versate diurna (268-269)

 

En la primera parte de la antología, se ve como la traducción de los poemas latinos en ruso tuvo función de estímulo para la composición de obras originales. En este sentido, «En el atardecer de la época» no es una antología como otras. Se trata mejor dicho de un laboratorio de creatura poética en donde se manifestó las continuidades entre traducción, imitación creativa y creatura.

Kiriyátskiy demostró con mucho brío su aptitud a reproducir el material rítmico del poema, a veces sin tener en cuenta el contenido. Me parece una reacción saludable a la nueva tendencia que consiste en matar la dimensión estética del poema en provecho de una paráfrasis agotada de las «ideas». En eso, Kiriyátskiy se manifesta como el digno representante de la escuela formalista rusa que dio tantas pruebas de la excelencia de su método, tanto en el campo de la crítica literaria que en el de la traducción. Pienso especialmente a figuras como Zhirmúnskij o más recientemente Efím Étkind, el autor del ensayo «La traduction: un art en crise», publicado en el 1982 en la editorial «L'âge d'homme».

A propósito de este gusto para la materialidad auditiva del poema, se pueden notar los esfuerzos para hacer aparecer tipograficamente los tiempos fuertes del verso latino. Obviamente, la poesía latina no constituye para Kiriyátskiy un campo de estudio meramente escolástico, sino una experiencia viva, una ola primordial que después transmite a sus propias creaturas.

 

Doctor Cyril ASLÁNOV

Universidad Hebrea de Jerusalén

el 21 agosto 1999

 

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